"Ayúdennos como Iglesia a ser siempre sensibles a los jóvenes" Cardenal Artime, tras su consagración: "Ayúdennos a ser servidores de los pobres, los preferidos de Dios"

Cardenal Artime
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"Un gracias a Dios por el don del Papa Francisco. Nosotros salesianos hemos aprendido de Don Bosco a tener una gran sensibilidad. Una sensibilidad de comunión con el Santo Padre"

"Esperamos con la fuerza del Espíritu no desilusionar jamás al pueblo de Dios"

"Un gracias a Dios por la familia que nos ha dado. Gracias porque la familia es el sostén de cada uno de nosotros y cada uno de nosotros somos frutos de la familia que tenemos y particularmente de nuestros padres"

"Gracias a nuestra congregación salesiana, a nuestra familia salesiana, la hermosa familia de Don Bosco presente en el mundo y ahora presente aquí"

Monseñor Giordano me ha dejado el honor de hablar yo en nombre de los dos. Mejor así yo me encuentro un poco más relajado. Es un momento para agradecer con mucha humildad y sencillez, sobre todo para decir en nombre de nosotros dos un gracias a Dios, a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque en su misterio nos ha llevado y nos ha traído hasta este día.

Y creo que cada uno de nosotros en la propia vida ha sentido cómo Dios nos acompaña y nos guía muchas veces sin saberlo nosotros. Gracias a Dios por muchos dones, como el don de la vida, por la fe, por las propias capacidades que tenemos para servir. Un gracias con todo nuestro corazón. Un gracias de parte de nosotros para todos ustedes.

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Cardenal Artime
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Un gracias a Dios por el don del Papa Francisco. Nosotros salesianos hemos aprendido de Don Bosco a tener una gran sensibilidad. Una sensibilidad de comunión con el Santo Padre. Hoy el Santo Padre, el Papa Francisco, ayer el Santo Padre Benedicto XVI, antes todavía el Santo Padre San Juan Pablo II. Un gracias a Dios porque creemos que en su Espíritu acompaña y guía la Iglesia. Y es siempre Dios. Gracias. Gracias a Dios que a través particularmente del Papa que elige cada momento de la historia y que después de mucho discernimiento y oración ha creído que nosotros podemos servir a la Iglesia. Esperamos con la fuerza del Espíritu no desilusionar jamás al pueblo de Dios.

Un gracias a Dios por la familia que nos ha dado. Gracias porque la familia es el sostén de cada uno de nosotros y cada uno de nosotros somos frutos de la familia que tenemos y particularmente de nuestros padres. Monseñor Giordano tiene aquí presente a sus papás, que dentro de cuatro días celebrarán 50 años de matrimonio. Es un gran don esta gracia de su sencillez. Ellos como campesinos, los míos como pescadores, que ya están en el paraíso por el gran don que sabemos cada uno de nosotros de nuestras familias. También Dios ha estado providente en esto.

Un gracias de parte de nosotros a todos ustedes los que están aquí presentes y que nos han hecho un gran honor que no merecemos. Yo lo siento así fuertemente y sin dudar. También Monseñor Giordano. No merecemos la presencia de cada uno de ustedes, de los cardenales y obispos aquí presentes. Muchos sacerdotes aquí presentes. Las autoridades aquí presentes, los embajadores, autoridades civiles, autoridades militares.

Y nuestra familia salesiana, la hermosa familia de Don Bosco presente en el mundo y ahora presente aquí. Y a muchos amigos y amigas, verdaderamente hoy es un motivo más para decir gracias. Nadie tiene muchos dones como para merecer todos los dones que recibimos de los demás. Mucho más de aquello que nosotros podemos dar. Con todo el corazón, muchas gracias.

En nuestro caso, un gracias a nuestra congregación salesiana. Hemos aprendido a vivir, a vivir como salesianos, como salesianos sacerdotes, justamente en medio de los jóvenes y nuestra congregación, y con los hermanos que nos han ayudado a crecer. Un gracias porque hasta ahora ha sido un bellísimo camino de gran hermandad. Nosotros queremos agradecer a muchas personas que en la sencillez, escondidos, nos han acompañado y seguido en la celebración. Gracias verdaderamente.

A los consagrantes, a su eminencia Emil Paul, por la familiaridad, por la simpatía, y por nuestros dos hermanos consagrantes, su eminencia Cristóbal López y Monseñor Lucas Van Looy. Gracias por esta disponibilidad. Muchos me dicen que en el silencio han guiado la celebración. El coro maravilloso, el coro maravilloso de esta basílica, la disponibilidad de estar aquí en la basílica papal, que también este es un don, un regalo del Papa Francisco. Por muchos que han estado custodiando por nuestra seguridad. Gracias, gracias, gracias.

Y por último, un deseo. Ayúdennos con vuestro afecto, con vuestra cercanía, con vuestra oración. En nuestro servicio, en nuestra fidelidad. Con gran sencillez, pero con estos elementos, queremos continuar a creer, y ahora lo declaramos, que verdaderamente creemos que la autoridad es servicio. Como nos ha enseñado el Señor. Que para nosotros no hay poder, sino solamente servicio, como don, como don de Dios para los demás.

Ayúdennos a ser siempre muy, muy cercanos a los más pobres. También nosotros queremos sumar y ayudar a aquellos que creen que los pobres y los más necesitados son aquellos los preferidos de Dios. Y queremos estar con ellos y al servicio de ellos. Nuestro corazón salesiano no puede olvidar a los jóvenes.

Ayúdennos como Iglesia a ser siempre sensibles a los jóvenes. Don Bosco decía, la porción más delicada de la sociedad. Que entre todos, como Iglesia, seamos capaces de lograr acercar la Iglesia de Dios, el Evangelio del Señor Jesús, a los jóvenes de hoy y de mañana. Con todo el corazón, y con este verdadero deseo de pedir la oración y el afecto a ustedes, un gracias profundamente. Dios les bendiga. Gracias.

Cardenal Artime
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